miércoles, 7 de septiembre de 2011

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Aún me acuerdo de esas noches interminables, en las que tú me saludabas con buenos besos para más tarde cobijar tus manos en los bolsillos traseros de mis vaqueros. Tú queriendolo me pellizacabas y yo me sonrojaba, dibujando una pequeña y tímida sonrisa en la cara. Luego andabamos mucho, muchísimo...y yo te decía lo muerta de frío que estaba, a mi cuerpo lo recorrían veloces escalofríos, que nunca se cansaban de bajar y de subir. Y después de esto, tú me abrazabas con todas tus fuerzas, como si te fuera la vida en ello, casi cortando el aliento. Para luego ir rápido y hábil a mis labios, tras haber soltado un ''no te vayas nunca de mi lado.''

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Una nueva sonrisa, gracias a ti.